El Eco del Trumpismo en Nuestra Tierra | Opinión | EL PAÍS
Trump representa un problema, pero no es el único que enfrentamos. Los adversarios manifiestos de la democracia liberal no tendrían ninguna posibilidad de prosperar si aquellos encargados de salvaguardar el antiguo orden de pluralismo y libertades actuaran de manera coherente. Resulta indignante que Trump se atreviera a indultar a los fanáticos que asaltaron el Capitolio con cuernos de búfalo en 2021. Sin embargo, esa controversia se atenúa ante los silencios que imponen los precedentes más inmediatos. Biden indultó a miembros de su familia pocas horas antes de dejar el cargo. Y, de este lado del Atlántico, también hemos atestiguado cómo se mercadea con indultos por puro interés político, con la complicidad, por cierto, de aquellos que ahora claman por responsabilidad.
No vivimos una batalla entre demócratas y populistas postliberales. Estamos en una coyuntura en la que el populismo avanza porque, en las filas que se dicen democráticas, han calado las prácticas irresponsables de los autócratas. Los excesos siempre son bienvenidos si quienes los cometen visten nuestra camiseta. España no es una excepción. Los mismos intelectuales que hace una década escribían alegatos populistas hipertrofian ahora su alarma cuando se cumple su propia consigna: el miedo ha cambiado de bando.
El populismo empuja unas puertas a las que algunos supuestos demócratas han aflojado todos sus cerrojos. Que los jueces pongan freno a los excesos de Meloni o de Trump es una noticia excelente. Sin embargo, si esa limitación política acontece en España, hay quien apunta a una conspiración. Los bulos son un desafío preocupante, pero lo trágico es que muchos de ellos son propagados por periodistas que trabajan en cabeceras de prestigio.